Alabama se ha convertido en el segundo Estado de los EEUU en prohibir la venta de carne cultivada. El martes, la gobernadora Kay Ivey promulgó la ley SB23, que convierte la fabricación, venta o distribución de productos alimenticios producidos a partir de células animales cultivadas en un delito menor de Clase C a partir del 1 de octubre.
De acuerdo con la nota fiscal del proyecto de ley, las sanciones civiles podrían oscilar entre $100 por una violación de Clase II y $10,000 por una violación de Clase V para establecimientos de venta de alimentos que violen las disposiciones del proyecto de ley.
Sin embargo, la legislación no impide que cualquier institución federal de educación superior, o una persona que esté asociada con una entidad gubernamental o institución de educación superior, realice investigaciones en Alabama sobre la producción de productos alimenticios cultivados.
La prohibición de Alabama sigue al precedente legal de Florida tomado a principios de mayo 2024. El gobernador Ron DeSantis promulgó la ley SB 1084, señalando que la acción tiene como objetivo «detener el objetivo del Foro Económico Mundial de obligar al mundo a comer carne e insectos cultivados en laboratorio, una fuente de proteínas pasada por alto'». En cambio, el «Estado de Florida aumentará la producción de carne y alentará a los residentes a continuar consumiendo y disfrutando de la carne de res 100% real de Florida«.
La primera carne cultivada en laboratorio fue creada en 2013 por Mark Post, de la Universidad de Maastricht. La hamburguesa de carne cultivada se hizo con más de 20.000 hebras de tejido muscular, costó más de 325.000 dólares y tardó dos años en producirse.
Hoy en día, más de 150 empresas en todo el mundo venden carne cultivada con células, incluidas 43 en Estados Unidos.
Al menos siete Estados han considerado proyectos de ley en lo que va de 2024 para prohibir la venta, producción o distribución de carne cultivada en laboratorio, incluidos Arizona, Iowa, Tennessee y Texas.
Crisis en el sector de la carne de origen vegetal en los EEUU
En los últimos años, las industrias de la carne de origen vegetal se enfrentan una importante crisis en sus ventas. Según un reciente informe del Good Food Institute, una organización de apoyo a las proteínas alternativas, las ventas de carne y mariscos de origen vegetal en EE.UU. han caído un 13 % en los últimos dos años.
Durante los primeros meses de la pandemia, este sector experimentó un auge significativo debido a la interrupción de las cadenas de suministro de carne convencional y el interés de los consumidores por probar unas alternativas vegetales. De esta forma, entre 2018 y 2021, las ventas de alimentos de origen vegetal en Estados Unidos crecieron de 4.800 millones de dólares a 7.400 millones, impulsadas principalmente por la carne a base de plantas.
Sin embargo, el entusiasmo por estos productos parece estar disminuyendo y uno de los principales desafíos es el precio. En EE.UU. las carnes a base de plantas son, en promedio, un 77 % más caras que sus equivalentes de origen animal, y en el caso de carnes más económicas como el pollo, esta diferencia supera el 150 %.
Además, muchos consumidores siguen encontrando insatisfactorios los productos vegetales en términos de sabor, textura y precio.
A pesar del revuelo alrededor de las alternativas a la carne, la leche de origen vegetal sigue siendo la más vendida entre los alimentos derivados de las plantas. Las bebidas de soja, avena y almendras representan casi el 15 % de las ventas totales de alimentos de origen vegetal en Estados Unidos, mientras que la carne y mariscos vegetales apenas alcanzan el 1 %.
Para enfrentar esta situación, algunas empresas están empleando nuevas estrategias con la idea de relanzar las ventas. De esta forma, Impossible Foods ha lanzado productos con texturas más carnosas que se asemejen en mayor medida a la que poseen los productos cárnicos de origen animal. Y Beyond Meat, por su parte, presentó en febrero 2024 una versión de cuarta generación de sus hamburguesas y carne picada, calificándolas como sus «productos más carnosos y jugosos hasta la fecha».
Otro de los factores que están afectando a este tipo de productos es la mayor conciencia social por evitar el consumo de alimentos ultraprocesados. Esto ha llevado a las empresas del sector a intentar reducir el número de ingredientes en sus productos, aunque siguen siendo alimentos con una carga de aditivos muy por encima de la que posee cualquier producto de origen animal.
Por último, paralelamente a estos retos comerciales, las industrias de la carne de origen vegetal también se enfrenta un creciente rechazo político y cultural debido a que ya son siete los estados norteamericanos gobernados por republicanos que están luchando por prohibir la producción y el consumo de ‘carnes alternativas de base vegetal’, incluyendo productos como el atún y el cerdo fabricados en laboratorios a partir de células de origen animal.
A nivel mundial, el parlamento italiano ha prohibido la tecnología en su país. El proyecto de ley es similar al propuesto en Francia, y Austria y Croacia podrían seguir pronto su ejemplo.
Para saber más:
-. Marco Springmann, científico medioambiental de la Universidad de Oxford (Reino Unido), declaró a la CNBC que la cantidad de energía necesaria para el proceso de producción es tan grande que la carne cultivada tiene una huella de carbono cinco veces superior a la del pollo.
-. La carne artificial en NexusAvicultura.com