Las enfermedades entéricas pueden provocar un desequilibrio de la microbiota intestinal en los pollos de engorde, lo que puede provocar disbiosis, inflamación y susceptibilidad a otros patógenos. Por tanto, existe una necesidad de encontrar estrategias eficaces y sostenibles para mejorar la inmunidad de los pollos y mejorar el equilibrio de la microbiota intestinal, especialmente ante la prohibición o restricción de los antibióticos promotores del crecimiento (AGP) en muchos países.