Una raza de aves única está ayudando a los investigadores a comprender mejor el vitíligo, una enfermedad crónica autoinmune que afecta al 1-2% de la población mundial. En el vitíligo, el sistema inmunitario ataca a las células melanocitos de la piel, lo que hace que desaparezca el pigmento de esta, apareciendo unas áreas despigmentadas bien delimitadas en la misma.
Según explica Gisela Erf, profesora de inmunología de la Estación Experimental Agrícola de Arkansas, EE.UU., «las enfermedades autoinmunes son multifactoriales y no transmisibles, estando a menudo asociadas con otros trastornos autoinmunes, y en los seres humanos el vitíligo está muy relacionado con la tiroiditis autoinmune, en la que la tiroides es atacada por el sistema inmunológico, lo que también ocurre en las aves con vitíligo».
La Prof. Erf estudia la enfermedad utilizando una rara raza de aves propensa al vitíligo llamada línea Smyth, el único modelo animal para el vitíligo que comparte todas las características de la condición humana. Estos incluyen la pérdida espontánea de melanocitos, las interacciones entre factores genéticos, ambientales e inmunológicos que impulsan la manifestación de la enfermedad y las asociaciones con otras enfermedades autoinmunes.
La investigación con la línea Smyth ayuda a los científicos a observar las respuestas inmunitarias que se relacionan con los humanos. Esta acaba de publicarse en “Frontiers in Immunology” en donde se identifican los mecanismos inmunológicos detrás de la aparición del vitíligo, que algún día podrían informar el desarrollo de medidas preventivas y terapéuticas efectivas para los humanos.
El estudio de Erf comparó las respuestas inmunitarias de la línea Smyth con las de su línea parental marrón, que es susceptible al vitíligo, pero mucho menos propensa a desarrollar la enfermedad. Una característica única de este modelo animal es que el tejido diana que contiene melanocitos, la «pulpa» de las pequeñas plumas en crecimiento, es muy accesible, por lo que se pueden tomar muestras muchas veces antes y durante el inicio y la progresión de la enfermedad y sin dañar al ave.
De hecho, basándose en el estudio de la respuesta autoinmune en la pulpa de las plumas, este tejido se tomó como un sitio de prueba de la piel (un «tubo de ensayo viviente», lo llaman), siendo un procedimiento mínimamente invasivo para estudiar las respuestas inmunitarias a las vacunas inyectadas y otros antígenos. Desde entonces, ha patentado este método.
«El método surgió de estos estudios de vitíligo, y ha sido una técnica increíblemente exitosa, en mi opinión, para estudiar estas respuestas inflamatorias muy complejas en las que las células se toman de la sangre en el sitio de la infección o la inyección», dice Erf.
El examen de las plumas en crecimiento de la línea marrón también reveló otras células inmunitarias en la pulpa de las mismas, pero éstas exhibieron actividades inmunitarias antiinflamatorias que podrían ser responsables de prevenir el desarrollo del vitíligo en estas aves, explica Erf.
Los investigadores también detectaron correlaciones positivas que indican una respuesta inmunitaria con las células T reguladoras, que detienen el desarrollo del vitíligo y la muerte de los melanocitos.
En la línea Smyth, alrededor un mes antes de que el vitíligo se evidencie se observó un aumento en la expresión de genes inmunorreguladores específicos, creyéndose que esta actividad inmunitaria temprana podría desempeñar un papel en el desencadenamiento de la enfermedad. En general, estos concuerden con las observaciones en estudios en los humanos, lo que aporta nuevos conocimientos sobre lo que ocurre antes del inicio de la enfermedad.
Esto último sugiere que las diferentes respuestas en las aves de las líneas Smyth y marrón podrían ayudar a comprender cómo el sistema inmunitario decide entre atacar o tolerar a los melanocitos, lo que sería un avance significativo en el tratamiento de las enfermedades autoinmunes como es el vitíligo.
Las aves Smyth fueron creadas por J. Robert Smyth en 1977, en la Universidad de Amherst, en Massachusetts, habiendo sido estudiadas por el equipo de la Prof. Erg desde 1989 y son las únicas de esta genética que se conocen en el mundo.