De antemano lo advertimos, no queremos asustar, pero debemos decirlo bien claro, al igual que lo que dijeron nuestras autoridades sanitarias durante la pasada pandemia de la COVID: la influenza aviar (IA) está aquí y solo es cuestión de tiempo (cuanto, no lo sabemos) el que aparezca entre nosotros (digamos en España, en algún conocido, en algún animal doméstico que tengamos, en un ave silvestre hallada muerta en nuestro jardín, etc.)
Y si con esta afirmación pueda parecer que hemos lanzado un mensaje catastrofista, veamos los hechos acaecidos durante agosto 2024 en relación con el tema, aun concretándonos solo a los brotes de la IA detectados en muy distintas partes del mundo y dejando para otro lugar las manifestaciones u opiniones sobre ellos.
La IA, en Europa
Comenzando por lo más cercano a nosotros, tenemos el caso de las 3 gaviotas patiamarillas recogidas muertas en los términos coruñeses de Camariñas, Oleiros y Pontedeume a fines de agosto y que, analizadas por el Laboratorio Central de Veterinaria, en Algete, confirmaron la sospecha de que se trataba de influenza aviar de alta patogenicidad (IAAP). Con ello se sumaban a los otros casos, poco antes confirmados, también de aves silvestres acuáticas, en otras rías gallegas de Pontevedra.
Un hallazgo cercano es el de otras gaviotas halladas muertas en los distritos portugueses de Aveiro y Leiria, al norte de Lisboa a mediados del pasado agosto y poco antes otras en Nazaré y en Albufeira y Faro, estas últimas en el sur del país.
Con ello ya podemos ver la extensión del mortal virus en toda la costa atlántica de la península ibérica, sin haber afectado a las aves domésticas, al revés de lo ocurrido en Francia, en donde el virus se ha hallado, el pasado agosto, primero en aves marinas del departamento de Morbihan, en el oeste del país y poco después en dos granjas cercanas de pavos, una de ellas cercana y otra algo más al norte, en Ile et Vilaine (Bretaña). Y en todos los casos también se trataba de la temida IAAP.
Siguiendo en este país, a fines del pasado agosto el Gobierno francés ha puesto en marcha .una nueva campaña de vacunación de los patos contra la IA para evitar que el virus se cebe en esta especie, como ocurrió en los años 2021-22, habiendo obligado a sacrificar entonces a unos 20 millones de estos.
Con esto último, tras haber vacunado alrededor de unos 50 millones de patos hasta mediados de agosto, el Ministerio de Agricultura galo quiere recordar que Francia se convierte en el primer gran país exportador de aves de corral en implementar la vacunación contra la IA como sistema innovador para reforzar la protección de las granjas avícolas.
Y para finalizar con Europa, otros informes de los últimos meses señalan el hallazgo del virus mortal en aves silvestres en Bélgica, los Países Bajos, el Reino Unido, Polonia y Alemania, en este último caso en dos granjas de patos y ocas para carne, en Pomerania.
Cambiando de continente, en Israel también se ha notificado la presencia del virus el pasado agosto, en este caso en una importante granja de pavos del norte del país que, por supuesto, han tenido que ser sacrificados. Según su Ministerio de Agricultura, ha sido el primer caso de IA detectado este año.
Y también en América
Sin embargo, posiblemente lo más alarmante haya sido últimamente la situación en torno a la IA en Estados Unidos, aunque no tanto por su afectación al sector avícola en sí, sino por su repercusión sobre el ganado lechero y las consecuencias de ello sobre otras especies de mamíferos y el obvio temor del pase del virus al ser humano.
Comenzando por la afectación de la IA a la industria avícola del país a lo largo de este año los brotes detectados se han ido reduciendo, aunque en total han afectado a casi 25 millones de aves comerciales, sin distinguir entre las granjas de pavos, de gallinas para puesta, de reproductores pesados y de broilers. Su extensión en el país ha sido general, en casi todo el mismo, desde la frontera mejicana hasta la canadiense y de este a oeste.
Y en lo referente a la extensión de la IAAP en el sector lechero de EE.UU., a partir del hallazgo del primer caso, la pasada primavera, en un par de lotes de vacas en Colorado, al final del pasado agosto ya había afectado a 192 manadas de 13 Estados diferentes. Pero lo peor es el pase que tuvo también en varios gatos de las granjas iniciales de Colorado y, casi simultáneamente, en varios operarios de las mismas, involucrados en las labores de ordeño, algunos de los cuales habían sido infectados en las granjas avícolas en las que también trabajaban.
Aunque, afortunadamente, en ninguno de estos casos se ha podido demostrar la transmisión del virus de un ser humano a otro, el hecho de haber contaminado a la leche hizo cundir la consiguiente alarma, solo paliada al no haber podido demostrarse la presencia del virus tras su pasteurización. La sintomatología, en todos los casos, parecida a la de un resfriado, más o menos fuerte y no muy diferente que la de una reinfestación por la COVID de las personas, ya vacunadas, que lo pasan por segunda vez.
Por último, para finalizar con Norteamérica, cabe mencionar la detección del H5N1 en Canadá, en aves silvestres halladas en varias provincias, así como en Temascalcingo, Méjico, en este caso en una manada de aves de traspatio. Esto último ha tenido lugar el pasado agosto, pocos días después de que las autoridades sanitarias del país declararan oficialmente que el mismo se hallaba libre del virus tras el último caso del mismo, declarado en octubre del 2023….. .
En Sudamérica y la Antártida
Pero lo más alarmante en torno a la expansión de la IAAP en todo el mundo es su amplia afectación a todas las aves migratorias y a varios mamíferos marinos, como lo prueba el hecho de haberse detectado en lugares tan aislados como las islas Malvinas y, más aún, en las de Georgia del Sur y las Sándwich, ya casi en la Antártida, así como en este último continente.
En estos últimos lugares la confirmación del hallazgo del virus H5N1 tuvo lugar en la pasada primavera por parte de científicos británicos y otros del CSIC español investigando el hallazgo de cadáveres de albatros, págalos pardos, cormoranes, pingüinos y palomas y charranes antárticos, así como de algunas especies de mamíferos tales como elefantes marinos y lobos de mar. Sus estudios sobre las muestras demuestran que la propagación del virus tuvo lugar a través de aves migratorias llegadas de Sudamérica.
En cuanto a este subcontinente, creemos que no hay ningún país de este (a excepción de Brasil, afortunadamente, por haber podido afectar al mayor exportador mundial de carne de pollo) que no haya sido afectado por el virus, desde el año 2022 hasta la fecha, tanto en lo que respecta a las aves de granja como a las migratorias, a las marinas y a algunos mamíferos (leones marinos en Perú). Incluso en las aisladas islas Galápagos el virus se ha hallado por el hallazgo de varios fallecidos en su abundante población de albatros.
Al final, en el resto del mundo.
Por último, quizás lo peor, tanto por la enorme concentración de población humana en la zona, con las condiciones de hacinamiento con las que viven, es la expansión del virus en varios países asiáticos. Ello deja, por el momento, solo a Oceanía como el único continente en donde no se haya detectado la presencia del mismo
Sin remontarnos a antes del 2023, los casos de IAAP diagnosticados en este continente se localizaron en China, India, Nepal, Vietnam y Camboya, con escasa información sobre ellos. Sin embargo, en junio, julio y agosto 2024 la situación se ha agravado en este último país, por la detección del virus en un niño de 3 años en el sur de este, luego de otro de 4 años en el centro y más recientemente, en agosto, de una niña de 15 años en un poblado cerca de la capital, todos ellos afectados con síntomas respiratorios agudos.
En este último caso, concretamente, se informó de la muerte sospechosa de varias gallinas camperas en la misma población de la paciente y de que la pequeña había estado manipulando varias aves muertas en la cocina de su domicilio para el consumo de su familia.
Federico Castelló