¿Qué carga vírica tenemos realmente en las zonas compartidas entre las aves de producción y las aves silvestres? ¿Cuál es el verdadero papel de las aves silvestres en la transmisión de patogenos aviares?
Las granjas de patos con cría al aire libre son pilares de la producción avícola en muchas regiones del mundo, no solo por motivos económicos, sino también por la preferencia del consumidor de productos certificados “de campo” y con estándares altos de bienestar animal. Sin embargo, estas explotaciones representan un reto sanitario particular: al brindar libertad de movimiento a los patos, se aumenta el contacto con aves silvestres que comparten el mismo entorno (denominadas aves “comensales” o peridomésticas).
A lo largo de los últimos años, múltiples brotes de influenza aviar altamente patógena (IAAP) han generado preocupación tanto en Europa como en otros continentes. Surgen preguntas sobre el papel que juegan las aves silvestres terrestres que conviven en los alrededores de las explotaciones: ¿podrían estas pequeñas especies, aparentemente inofensivas, servir de “puente” para introducir patógenos en las granjas y diseminarlos después hacia otros lugares?
Con el fin de responder a estas inquietudes, un equipo multidisciplinario de investigadores de la Escuela Nacional de Veterinaria de Toulouse y otros centros de investigación de Francia, llevó a cabo un estudio longitudinal (entre 2019 y 2021) en una granja de patos de libre pastoreo en el suroeste de Francia que acaba de publicar en febrero 2025.

Este estudio «Limited transmission of avian influenza viruses, avulaviruses, coronaviruses and Chlamydia sp. at the interface between wild birds and a free-range duck farm» investiga la transmisión de virus de influenza aviar (AIV), avulavirus, coronavirus y Chlamydia sp. entre aves silvestres y patos de granja en el suroeste de Francia entre 2019 y 2021. Se recolectaron muestras de aves silvestres comensales, patos domésticos y su entorno compartido para detectar estos patógenos. Los resultados indican una baja prevalencia de AIV y Chlamydia en aves silvestres, sugiriendo una transmisión limitada en la interfaz (zonas comunes) silvestre-doméstica. Se encontraron otros patógenos en los patos y su entorno, pero no hubo una correlación clara con la presencia de estos patógenos en las aves silvestres.

El estudio se llevó a cabo en una granja típica de patos en el departamento de Gers, en el suroeste de Francia. En la granja se crían patos mulard bajo la etiqueta “Canard à Foie Gras du Sud-Ouest”, la cual exige al menos 14 semanas de acceso ilimitado al exterior.
La granja consta de dos pequeñas zonas de forrajeo al aire libre de 0,5 hectáreas para patitos (de un día a un mes de edad) y ocho grandes zonas de 1,5 hectáreas para patos en crecimiento (de un mes a 14–16 semanas de edad). Al igual que en un número cada vez mayor de granjas avícolas de la región, en esta explotación se lleva a cabo un programa de agroforestería, por lo que se plantan árboles maderables en todas las áreas de forrajeo al aire libre y se rodean algunas de ellas con setos de árboles frutales. Estas instalaciones pueden atraer aves silvestres que, potencialmente, entran en contacto con los animales de la granja.
El Canard à Foie Gras du Sud-Ouest es una denominación geográfica protegida relativa a la carne de pato cebado en el suroeste de Francia.
La práctica del cebado (gavage) en el suroeste de Francia comenzó con el cultivo de maíz a partir del siglo XVI, cuyas propiedades nutricionales para engordar palmípedos eran reconocidas.
Esta cría estaba vinculada a la práctica de la aparcería (métayage): las pequeñas propiedades agrícolas no permitían la cría de mamíferos, lo que dejaba prosperar el comercio de aves de corral. Cocinar la carne de las aves en confit era el único método de conservación. Antoine Parmentier⁴ resumió estas prácticas así: «Los hígados de pato, tan afamados en toda Europa, no deben sus ventajas más que a este grano». Las condiciones climáticas y edafológicas para el cultivo del maíz procedente de América coincidían en el suroeste de Francia, y esa fue la razón de su éxito.
Zona de producción
El área de producción comprende por completo las regiones administrativas de Aquitania y Mediodía-Pirineos (Midi-Pyrénées), el departamento de Corrèze y los cantones limítrofes de Alta Vienne (Haute-Vienne): Saint Mathieu, Châlus, Saint-Yrieix-la-Perche. Además, en el departamento de Aude se incluyen los cantones de Castelnaudary Sur (Castelnaudary Sud) y Castelnaudary Norte (Castelnaudary-Nord), así como Salles, Belpech y Fanjeaux.

El estudio destaca la limitada contribución de las aves silvestres comensales en comparación con las aves de corral a la presión microbiológica general del entorno, pero enfatiza la necesidad de considerar otros patógenos para comprender mejor la epidemiología de la influenza aviar. Estos hallazgos sugieren que las aves silvestres pueden actuar como huéspedes puente en raras ocasiones, especialmente en el caso de cepas altamente patógenas, y destaca la importancia de considerar la dinámica de transmisión entre aves silvestres y domésticas.

El objetivo principal era determinar la prevalencia y la dinámica de transmisión de cuatro patógenos de interés aviar:
- Virus de la influenza aviar (AIV).
- Avulavirus (subfamilia Avulavirinae, que incluye al virus de la enfermedad de Newcastle – NDV).
- Coronavirus (subfamilia Orthocoronavirinae, géneros Gammacoronavirus y Deltacoronavirus).
- Chlamydia sp. (incluyendo Chlamydia psittaci y Chlamydia abortus).
Además, este estudio buscó comparar la presencia de dichos patógenos en:
- Las propias aves silvestres capturadas o muestreadas,
- Los patos domésticos de la granja,
- Y el entorno donde ambos convergen (agua superficial y superficies accesibles a todas las aves).
A continuación revisamos los principales hallazgos, resaltando la utilidad práctica de los resultados para veterinarios y avicultores que deseen comprender los riesgos reales de contacto con aves silvestres y la importancia de la vigilancia sanitaria en cría de aves de producción con acceso al exterior.
Contexto y objetivos del estudio
La granja analizada está situada en la región de Gers (suroeste de Francia), un área dedicada a la producción de patos para foie gras y otros productos.

Esta explotación ejemplifica el sistema de cría extensiva:
- Patos de tipo “mule duck” (híbridos de pato barbería y ánade) con libre acceso a pastoreo por un mínimo de 14 semanas.
- Zonas exteriores parceladas: 0,5 hectáreas para patitos más jóvenes y 1,5 hectáreas para los ejemplares en crecimiento.
- Presencia de un programa agroforestal, con árboles maderables y setos alrededor de las parcelas, que pueden atraer aves silvestres.
“Los investigadores no solo buscaron influenza aviar, sino también usaron otros patógenos como marcadores de transmisión entre aves silvestres y domésticas.”
Entre 2019 y 2021, los investigadores realizaron capturas de aves silvestres a través de redes de niebla (“mist-nets”), toma de muestras en patos domésticos (según la normativa sanitaria vigente en Francia para la vigilancia de influenza aviar) y recolección de muestras ambientales (agua superficial y toallitas pasadas por superficies horizontales). El objetivo era determinar si existían episodios de contagio entre aves silvestres y patos, y en qué medida el entorno compartido funcionaba como posible reservorio temporal de virus o bacterias.

Materiales y métodos generales
- Captura y muestreo de aves silvestres:
- Durante 11 sesiones de muestreo (entre julio de 2019 y marzo de 2021) se capturaron 1.731 aves de 62 especies y 30 familias, principalmente Passeriformes (pájaros cantores).
- A todas las aves capturadas se les tomaron hisopos orofaríngeos y cloacales. Además, se extrajo sangre (aprox. 100 µL) a los ejemplares de más de 11 g de peso.
- De forma complementaria, se recogieron heces frescas de garcillas bueyeras (Bubulcus ibis) que se posaban en el predio o en áreas muy cercanas.

- Muestreo en patos domésticos (flocks):
- En 10 ocasiones, se tomaron muestras (hisopos traqueales y cloacales) a 20 patos por lote (siguiendo la normativa de vigilancia de influenza aviar).
- Además, en 5 de esos muestreos, las muestras se conservaron para análisis de los otros patógenos objeto del estudio.
- Muestreo del medio ambiente:
- Se recogieron muestras de agua superficial de charcos y bebederos abiertos.
- Se frotaron superficies horizontales (aparentemente limpias pero accesibles a las aves) con gasas estériles humedecidas.
- Cada muestra ambiental se sometió a un proceso de concentración y extracción de ácidos nucleicos para incrementar la sensibilidad de las técnicas de PCR.

- Pruebas de laboratorio:
- Detección molecular (PCR/RT-PCR) para AIV, avulavirus, coronavirus y Chlamydia sp.
- Secuenciación genética de las muestras positivas para identificar subtipos/cepas (por ejemplo, subtipo H6 de influenza, cepas de Chlamydia psittaci o C. abortus, coronavirus de tipo gammacoronavirus, etc.).
- Análisis serológicos (ELISA) en aves silvestres para determinar la presencia de anticuerpos frente a influenza aviar y Newcastle (NDV).
Este diseño permitió un monitoreo amplio y preciso de tres grandes “compartimentos epidemiológicos”:
- Aves silvestres: principal foco de investigación para comprobar la hipótesis de “puente epidemiológico”.
- Patos domésticos y sus diferentes lotes: aves objetivo de la producción, vigiladas por normativa oficial para la influenza aviar.
- Entorno compartido (superficies y aguas): potencial espacio de contacto que podría servir como “interfaz” de contagio.
Principales resultados
1. Baja detección de influenza aviar (AIV) en aves silvestres
- De 1.938 aves silvestres analizadas por RT-PCR, solo 9 muestras (menos del 3% de prevalencia aparente) dieron positivo para AIV, incluyendo un caso procedente de heces de garcilla bueyera.
- La mayoría de estas detecciones tuvieron Ct (umbral de ciclo de PCR) altos, lo que indica cargas virales bajas.
- No se logró secuenciar el gen de hemaglutinina (HA) en la mayoría de muestras de pequeñas aves paseriformes, posiblemente por la baja concentración de virus.
- El único subtipo de AIV identificado en aves silvestres fue un H5 de patrón de baja patogenicidad (sin secuencia polibásica en el sitio de corte).
La seroprevalencia (anticuerpos) en aves silvestres frente a AIV fue ligeramente superior al porcentaje de PCR positivas, pero aún así se mantuvo baja (por debajo del 10% en la mayoría de grupos). Esto sugiere que, si bien algunas aves estuvieron expuestas al virus en algún momento, no hubo signos de circulación masiva.
“La baja prevalencia de influenza aviar detectada en aves silvestres terrestres indica que no serían grandes reservorios ni amplificadores de AIV.”
2. Avulavirus (incluyendo NDV) casi ausente en aves silvestres
- No se detectó material genómico de avulavirus en ninguna de las 1.938 aves silvestres capturadas.
- La seropositividad para Newcastle (NDV) también fue muy baja: solo 4 aves mostraron anticuerpos, sin signos clínicos asociados.
- Esto coincide con la ausencia de enfermedad de Newcastle en aves de corral en Francia durante el periodo del estudio, y con la idea de que los paseriformes suelen no ser hospedadores relevantes para NDV.
3. Coronavirus en patos y ambiente, pero no en aves silvestres
- En los patos analizados, se detectó coronavirus en 2 de 5 lotes examinados en laboratorio para ese patógeno.
- Estas cepas resultaron ser gammacoronavirus (relacionadas con “duck coronavirus 2714”).
- El entorno de los patos (charcos y superficies) también se detectó positivo en 3 de 16 muestras.
- Sin embargo, ninguna de las más de 1.900 muestras tomadas a aves silvestres resultó positiva a coronavirus.
Este hallazgo refuerza la teoría de que determinados coronavirus de aves acuáticas se mantienen principalmente en patos domésticos y silvestres de la familia Anatidae, con una participación nula o marginal de paseriformes y otras aves terrestres.
4. Hallazgos sobre Chlamydia sp.: psittaci en patos y abortus en aves silvestres
- De las 1.938 aves silvestres, solo 9 muestras (menos del 3% aparente) dieron positivo a Chlamydia sp.
- Se identificaron cepas de Chlamydia abortus de tipo aviar en tres de esas aves silvestres (Phylloscopus collybita y Sylvia communis). Son hallazgos recientes que confirman que C. abortus no es exclusivo de rumiantes.
- En patos domésticos, se detectó Chlamydia psittaci en 2 de 5 lotes, con la misma cepa que apareció en el entorno compartido (denominada “Group II_Duck”).
- El medio ambiental también presentó positividad para Chlamydia sp. en 7 de 16 muestras, varias coincidiendo con C. psittaci del mismo grupo II encontrado en los patos.
“Chlamydia psittaci predominó en patos y su entorno, mientras que Chlamydia abortus aviar apareció en aves silvestres: la barrera de especie sigue firme.”
Estos resultados enfatizan la coexistencia de distintas especies de Chlamydia en aves domésticas y silvestres, pero sin que parezca haber intercambio directo entre ellas, al menos en este estudio.

Discusión: ¿puente epidemiológico o barrera natural?
A pesar de la frecuencia de contacto que se observó (en el estudio se describe la presencia masiva de especies como gorriones, lavanderas blancas y otras aves terrestres en la granja), no se encontraron pruebas contundentes de una transmisión activa y constante de estos patógenos desde o hacia las aves domésticas.
- Influenza aviar (AIV):
- Los patos sí fueron positivos en 5 lotes de 12, con varios subtipos (entre ellos H6 y H7N3 de baja patogenicidad).
- El entorno también mostró positividad en 6 de 16 muestreos.
- Sin embargo, las aves silvestres solo dieron unos pocos positivos (principalmente con alta Ct y un subtipo H5 LPAI en una garcilla).
- Al comparar secuencias, no hubo indicios de coincidencias entre los virus de las silvestres y los de los patos.
- Coronavirus y Chlamydia sp.:
- El coronavirus aviar detectado en patos (gammacoronavirus) no se encontró en las aves silvestres.
- Chlamydia psittaci, típica de patos, y C. abortus, observada en aves silvestres, refuerzan la conclusión de una “compartimentalización” de patógenos.
“Los pequeños paseriformes de granja, pese a su abundancia, mostraron poca implicación en la dispersión de la influenza aviar y otros patógenos.”
- Escenarios de baja prevalencia y cargas virales:
- Las aves terrestres rara vez mostraron altas cargas virales; a menudo, las PCR resultaron en valores de Ct muy elevados (menor cantidad de material genético).
- Esto coincide con la idea de que las paseriformes y aves similares no son hospedadores primarios de virus como AIV o coronavirus típicos de aves acuáticas.
- La interfaz “entorno compartido”:
- Sí se evidencia contaminación repetida del ambiente por patógenos de los patos (por ejemplo, subtipos de AIV o Chlamydia psittaci), lo cual sugiere que la circulación endémica dentro de la explotación es más potente que la posible introducción desde fuera.
- Aunque las aves silvestres tienen acceso a esas superficies y al agua, la transmisión efectiva no se concretó de forma significativa, al menos en un contexto de patógenos de baja patogenicidad.
Implicaciones para la práctica veterinaria y la gestión de granjas
- Vigilancia y bioseguridad interna:
- Aunque la normativa se centra en influenza aviar, este estudio demuestra la necesidad de no descuidar patógenos como Chlamydia psittaci, que puede transmitirse a humanos (ornitosis) y ocasionar pérdidas económicas.
- Los patos pueden mantener de forma endémica ciertos virus y bacterias, liberándolos al entorno de manera intermitente.
- Importancia de la especie hospedadora:
- Aves acuáticas (incluidos patos de granja) y ciertas zancudas pueden tener mayor relevancia en la transmisión de AIV que especies puramente terrestres como gorriones o lavanderas.
- No obstante, debe prestarse atención a especies “comensales” específicas si se conociera que pueden ser puente eventual en casos de alta patogenicidad (H5N1 HPAI, por ejemplo).
- Refuerzo de la vigilancia estacional:
- La mayor parte de las detecciones simultáneas de virus en patos y ambiente ocurrió en otoño-invierno, concordando con otras regiones donde la influenza aviar circula más en épocas frías.
- Implementar medidas adicionales de bioseguridad (reducir acceso de aves silvestres a bebederos o piensos) en temporada de riesgo puede ser relevante para disminuir la posibilidad de transmisiones esporádicas.
- Rol limitado pero no nulo de aves silvestres terrestres:
- Con cargas virales bajas y prevalencias por debajo del 3%, no se descarta la posibilidad de episodios puntuales de contagio, sobre todo si circulara una cepa de mayor virulencia y más capacidad de replicación.
- Sin embargo, en condiciones normales y con cepas de baja patogenicidad, este estudio sugiere que el papel de las aves silvestres terrestres como “puente” es mínimo.
Conclusión: es mejor reforzar la bioseguridad interna de la propia granja que no obsesionarse con las aves silvestres que puedan estar de paso por las zonas compartidas
El trabajo realizado en una granja representativa del suroeste de Francia pone de manifiesto que, en el caso de la influenza aviar y otros tres patógenos aviares (avulavirus, coronavirus y Chlamydia sp.), la transmisión entre aves silvestres terrestres y patos de cría al aire libre fue muy limitada. Si bien se hallaron patos positivos y el entorno contaminado de manera periódica, los pájaros pequeños que convivían diariamente en el mismo espacio raramente presentaron infecciones activas o anticuerpos en niveles elevados.
De estos resultados se desprende que las aves comensales tienen un rol modesto en la propagación de estos patógenos en condiciones de baja o moderada patogenicidad viral y bacteriana. No obstante, no se puede excluir un papel de “puente” en caso de aparición de cepas altamente patógenas, dada la alta movilidad de las aves silvestres. Por ello, los autores recomiendan a veterinarios y productores:
- Mantener y reforzar las medidas de bioseguridad, especialmente en épocas de mayor riesgo (otoño-invierno).
- Realizar un monitoreo constante de la salud de los lotes de patos y del ambiente, no solo para influenza aviar, sino también para patógenos menos visibles como Chlamydia.
- Continuar con investigaciones que incluyan la identificación de cepas específicas, pues conocer la coincidencia genética (o su ausencia) entre virus/bacterias de silvestres y domésticos confirma o descarta vías de contagio.
En definitiva, se demuestra que, en el contexto de granjas de patos con acceso a exterior, la contaminación endémica dentro de la explotación (reflejada en el ambiente y en los propios patos) es, a menudo, más relevante que la supuesta introducción de patógenos desde aves silvestres terrestres. Sin embargo, no se debe bajar la guardia: la vigilancia integrada, que combine pruebas PCR, serologías y muestreos ambientales, resulta clave para anticiparse a futuras variantes peligrosas y proteger la salud animal y pública.
La bioseguridad: un trabajo de equipo entre el avicultor, los veterinarios de campo y los centros de sanidad avícola.
Los hallazgos aquí expuestos ofrecen un panorama tranquilizador en cuanto a la colaboración y coexistencia de aves silvestres y patos en sistemas de cría libre, siempre que se cumplan las normativas de bioseguridad y se mantenga una vigilancia sanitaria continua. Las cepas de AIV y otros patógenos parecen circular principalmente dentro de las propias explotaciones, sin un aporte significativo de especies silvestres terrestres.
“Aun con baja prevalencia, el riesgo nunca es cero; la vigilancia conjunta de granja y fauna silvestre sigue siendo esencial.”
No obstante, el cambio constante en la epidemiología de la influenza aviar obliga a extremar precauciones, a mantener actualizados los planes de contingencia y a reforzar la colaboración entre veterinarios, productores, servicios oficiales de sanidad animal y expertos en fauna silvestre.
Fuente:
-. Las aves silvestres desempeñan un papel limitado en la transmisión de patógenos aviares en la cría en libertad. Le Gall-Ladevèze, C., Vollot, B., Hirschinger, J. et al. Limited transmission of avian influenza viruses, avulaviruses, coronaviruses and Chlamydia sp. at the interface between wild birds and a free-range duck farm. ENVT, INRA, etc. France. Vet Res 56, 36 (2025). https://doi.org/10.1186/s13567-025-01466-3
Este estudio realizado en el suroeste de Francia por científicos de Toulouse de la UMR IHAP (INRAE/ENVT), BV Nat, Anses y Astre (ENVT/Cirad/INRAE) revela que la transmisión de patógenos aviares entre aves salvajes y patos en libertad es limitada. Los investigadores analizaron la presencia de virus de influenza aviar, enfermedad de Newcastle, coronavirus y bacterias del género Chlamydia en una granja de patos en libertad y en su entorno compartido con aves silvestres. Los resultados muestran que estos últimos probablemente juegan un papel limitado en la propagación de estos patógenos a los animales domésticos. Sin embargo, no se puede excluir el riesgo de transmisiones esporádicas y resalta la importancia de las prácticas de bioseguridad para limitar los riesgos para la salud en la ganadería al aire libre.
Este estudio fue publicado en Veterinary Research el 8 de febrero de 2025.