El avance del H5N1 hacia los seres humanos
Los crecientes contagios entre vacas y trabajadores en granjas lecheras de Estados Unidos podrían indicar que el virus H5N1 se acerca cada vez más al ser humano. Actualmente, no hay prácticamente una sola región del mundo libre de la influenza aviar H5N1, un virus altamente patógeno con capacidad de generar gran enfermedad. En febrero 2024, científicos españoles realizaron una expedición a la Antártida convencidos de que este virus había logrado llegar incluso a los lugares más remotos, y confirmaron su presencia en muestras de págalos muertos, lo cual muestra su capacidad para burlar cualquier frontera.
La sospecha es que el virus H5N1 es responsable de las muertes de aves registradas durante el verano antártico y de la reciente mortandad de más de 500 pingüinos Adelia, descubierta por la Federation University de Australia. En los últimos dos años, este virus, que se transmite principalmente a través de aves silvestres, ha recorrido el planeta y dejado un rastro devastador de muerte en numerosas especies, más allá de las aves que inicialmente infecta.
Impacto en animales y ecosistemas
Entre los animales afectados se encuentran hurones, zorros en Canadá y Francia, osos polares y pardos, cerdos, visones, alpacas, lobos marinos en Perú y Chile, elefantes marinos en Argentina, focas en Sudáfrica y hasta mascotas como perros y gatos. Hay unas 50 especies de mamíferos afectadas, e incluso las aves silvestres, antes solo portadoras del virus, ahora también mueren a causa de él.
Perú ha perdido más del 40% de su población de pelícanos y se han registrado 220.000 muertes de aves solo en espacios protegidos, una cifra que podría ser aún mayor en zonas sin vigilancia. El impacto en los ecosistemas es dramático y difícil de evaluar.
Este virus tiene una enorme capacidad de evolucionar y adaptarse a nuevas especies, lo cual sorprende a los propios investigadores que lo estudian. H5N1 lleva meses afectando a granjas lecheras en Estados Unidos, donde hasta agosto 2024 ya se han reportado cerca de 70 brotes en más de 9 estados. El virus se encuentra en altas concentraciones en la leche y la carne, y la muerte de gatos que bebieron leche cruda sugiere una vía de transmisión eficaz hacia mamíferos. Además, se han registrado casos de trabajadores infectados que presentan síntomas similares a los de la influenza, lo cual podría indicar la primera transmisión de un virus aviar de un mamífero a un ser humano. Esta situación plantea una preocupación creciente, ya que podría significar el inicio de una nueva emergencia sanitaria.
Riesgos para la salud humana
Dos trabajadores han presentado síntomas oculares, como conjuntivitis, y uno de ellos ha desarrollado síntomas respiratorios similares a los de la influenza, lo cual ha encendido las alarmas. Cada nueva infección en un ser humano le ofrece al virus la oportunidad de adaptarse mejor a nuestra especie. Por este motivo, es fundamental vigilar de cerca cada caso para rastrear la evolución del virus. Sin embargo, las condiciones laborales de los trabajadores de granjas lecheras, que suelen trabajar largas horas y en algunos casos sin seguro médico ni posibilidad de baja remunerada, podría estar dificultando la detección de casos, lo cual implica un riesgo de transmisión silenciosa.
Un virus puede experimentar cambios significativos en sus características genéticas en un corto período de tiempo, mientras que los seres humanos tardarían millones de años en evolucionar de forma similar. Muchos de los virus de influenza humana que afectan hoy en día a la población provienen de virus de influenza aviar que mutaron y se adaptaron para infectar a los humanos. El virus de la influenza puede propagarse mundialmente en pocos meses, a una velocidad incluso mayor que el virus SARS-CoV-2 de la COVID-19. Cada año se deben adaptar las vacunas de influenza humana a las nuevas variantes que aparecen, demostrando su capacidad de evolución.
Preparación para futuras pandemias
En animales, el H5N1 ya ha generado una «panzootia», una pandemia que afecta a numerosas especies en todo el mundo. Esto tiene consecuencias directas en la salud humana y medioambiental. El concepto de «Salud Única» (One Health) nos recuerda que la salud de los seres humanos, animales y del medio ambiente está estrechamente conectada, por lo que el impacto en una de estas áreas afecta inevitablemente a las otras.
En los últimos 60 años, el número de enfermedades nuevas ha aumentado considerablemente, en su mayoría provocadas por virus zoonóticos, que saltan entre especies. La Organización Mundial de la Salud (OMS) organizó en 2015 una reunión para identificar patógenos que podrían causar una pandemia, y en esa lista aparecieron enfermedades para las cuales no había tratamiento ni vacunas. En cada actualización de la lista se incluyen nuevas amenazas, entre ellas la enfermedad «X», que hace referencia a una patología provocada por un agente infeccioso desconocido. La COVID-19 es un ejemplo de cómo una enfermedad de esa lista puede convertirse en una amenaza real.
Actualmente, la pregunta no es si se producirá una nueva pandemia, sino cuándo y dónde. La OMS, junto con la FAO y la Organización Mundial de Sanidad Animal (WOAH), pide a los países que se preparen para una posible pandemia. Ya en 2005, la OMS advirtió que este virus podría desencadenar una pandemia y solicitó a los países actualizar sus planes de respuesta, reflexionar sobre el cierre de escuelas y oficinas, y desarrollar vacunas. Sin embargo, cuando la pandemia de COVID-19 llegó, quedó claro que la advertencia no había sido tomada en serio.
El H5N1 ya no es estacional como la influenza humana y sigue infectando de manera constante. Los científicos piden acciones urgentes para evitar potenciales catástrofes sanitarias futuras. Aunque el riesgo para la población general es considerado bajo, la posibilidad de que el virus salte a los humanos sigue latente.
Para reducir este riesgo, se debe aumentar la bioseguridad en granjas para evitar el contacto entre animales y aves silvestres infectadas. Especialmente en animales como cerdos y visones, que pueden actuar como «coctelera vírica«, dado que son susceptibles a ambos tipos de influenza, facilitando la creación de un nuevo virus con capacidad de infectar a los humanos.
Un brote en una granja de visones en España a finales de 2022 demostró que el virus ya había desarrollado cambios que le permitían replicarse en células de mamíferos y potencialmente transmitirse entre visones. Esta situación subraya que el virus, originalmente aviar, está logrando adaptarse a otras especies.
Además de aumentar la vigilancia de la salud animal, es fundamental monitorear los casos de infecciones respiratorias inusuales en humanos y detectar posibles cambios en patrones de transmisión. Hasta el momento, no se ha detectado transmisión de H5N1 entre humanos, y todos los casos conocidos se deben a infecciones directas desde animales. Desde 2003 hasta mayo de 2024, se han notificado alrededor de 900 casos en humanos, con una tasa de letalidad del 52%. Sin embargo, si el virus llegara a adaptarse y convertirse en un patógeno humano, su comportamiento podría cambiar drásticamente.
La OMS solicita una estrecha vigilancia para detectar cambios en el virus y una mayor colaboración entre científicos de todo el mundo, compartiendo datos e investigaciones. La información hacia la sociedad también debe ser transparente, especialmente en los países afectados, para evitar la desinformación y promover medidas de seguridad alimentaria.
Se necesitan fondos para prepararse ante futuras pandemias y fortalecer los sistemas de salud, especialmente en los países de renta baja. Con una baja inmunidad frente al H5N1, la aparición de una nueva pandemia es solo cuestión de tiempo, y las medidas preventivas, como la producción responsable de alimentos, serán clave para evitar una situación como la vivida con la COVID-19. El concepto One Health vuelve a ser crucial: el cuidado de los ecosistemas y el respeto por el medio ambiente y los animales son esenciales para la prevención de futuras pandemias.
La buena noticia es que esta tendencia puede revertirse, y muchas de las medidas que combatirían el cambio climático también ayudarían a prevenir futuras pandemias. Mantener ecosistemas saludables es fundamental para proteger la salud de todas las especies, incluyendo la nuestra.
Para saber más: H5 Bird Flu: Current Situation in USA by CDC