Los sensores de temperatura deben colocarse de 1,50 a 3 m de las paredes laterales
Los sensores de temperatura en una nave son, en un sentido, sus “ojos” permitiéndonos “observar” lo que sucede en ella para determinar acertadamente que debemos hacer para mantener las condiciones ambientales adecuadas. Como resultado, la habilidad del criador para mantener condiciones adecuadas es tan buena como la información que recibe de sus “ojos”/sensores.
En las naves grandes de hoy en día, no es raro ver temperaturas diferentes en el centro de la nave y los laterales, entre el centro hacia las paredes de fondo y entre suelo hacia el techo. Si el criador no es consciente de los lugares calientes y fríos dentro de la nave, debido a una mala ubicación de los sensores, no puede tomar las medidas correctoras necesarias para corregir estas diferencias y el rendimiento de los pollos, su salud y su bienestar pueden sufrir.
La siguiente es una lista de errores habituales al colocar los sensores en las naves, lo que puede repercutir la habilidad del criador para proveer las condiciones adecuadas para el crecimiento de sus pollos.
1) Instalar los sensores a lo largo del centro de la nave: Los sensores de temperatura posicionados en este lugar suelen ofrecer las mejores visualizaciones de la misma porque es en esta zona donde las temperaturas suelen ser más estables. El problema es que las condiciones cerca de las paredes laterales pueden ser muy diferentes tanto en verano como en invierno. Durante la época de calor el eje central de la nave tiende a ser la zona más fresca. Pero en un día caluroso de verano, el criador necesita estar al tanto de lo que ocurre en los lugares más calientes para asegurarse de que las aves cercanas a las paredes laterales no estén sufriendo estrés térmico debido a unas velocidades del aire naturalmente más bajas y al calor que entra a través de las mismas, especialmente si están mal aisladas. Por el contrario, en época fría, tiende a ser más fresco cerca de la pared lateral que a lo largo de eje central de la nave debido a la pérdida excesiva de calor de unas paredes mal aisladas, fugas y entradas de las paredes laterales defectuosas. Las bajas temperaturas del aire cerca de las paredes laterales no sólo pueden enfriar a las aves sino también aumentar la humedad de la cama debido a que el aire frío no la elimina bien.
Los niveles más altos de humedad en la cama producen a su vez en concentraciones más altas de amoníaco en la nave y, como resultado, potenciales problemas de salud y rendimiento de las aves. El criador necesita ver estas zonas más frías para poder tomar medidas correctivas (por ejemplo, encender los calefactores) antes de que el rendimiento y la salud de las aves se resientan. Lo que hay que tener en cuenta es que, en general, si las aves que están cerca de la pared lateral están cómodas, lo más probable es que las que están en el centro de la nave también lo estén. Pero el escenario opuesto está muy lejos de ser cierto.
En resumen, para asegurar que la mayoría de las aves tengan las condiciones optimas de crecimiento, generalmente se recomienda instalar los sensores de temperatura a una distancia entre 1,50 y 3 m de las paredes laterales (alternando los lados de la nave), e idealmente junto a alguna línea de comederos o bebederos.
La correcta ubicación de los sensores de temperatura es crucial para mantener el bienestar de las aves en una nave avícola. Deben colocarse entre 1,5 y 3 metros de las paredes laterales para asegurar una correcta monitorización de las condiciones ambientales. Colocarlos en el centro de la nave o cerca de calefactores radiantes puede dar lecturas incorrectas. También se recomienda evitar instalarlos muy altos o sin margen de movimiento, ya que esto dificulta su ajuste y puede afectar negativamente a las aves.
2) Instalar los sensores de temperatura muy lejos en las paredes finales o cortinas de crianza en la nave. A menudo, los sensores de temperatura se colocan a 12 m o más de las paredes finales o las cortinas de crianza de la nave. El problema con ello es que estas zonas tienden a estar más frías de lo que deberían durante época fría, simplemente porque uno no es consciente de que, tradicionalmente, en una nave con fugas éstas están frías. Al igual que en el caso de las bajas temperaturas del aire cerca de las paredes laterales durante el tiempo frío, las bajas temperaturas del aire cerca de las paredes finales y/o las cortinas de crianza tienden a producir mayores problemas de apelmazamiento de la cama, amoníaco y enfriamiento de las aves.
Además, las líneas de los comederos suelen estar situadas cerca de las paredes finales, y si hace demasiado frío (o calor) puede que no haya suficientes aves en la zona para comer lo suficiente del plato de control como para ponerlo en marcha. Para asegurar que las zonas cercanas a la pared final de una nave permanezcan calientes y secas durante época fría y que haya suficiente cantidad de aves para activar los platos de control, los sensores de temperatura deben ser colocados a menos de 1,50 m de las paredes finales o las cortinas de crianza.
3) Colocar sensores de temperatura muy cerca de los calefactores radiantes. El calor radiante producido por estos calentara el suelo y objetos cercanos por encima de la temperatura de aire de la nave. Cuanto más cercano está el objeto al calefactor (por ejemplo, un sensor), mayor la cantidad de calor radiante que recibirá y mayor será su temperatura. El problema es que aquellas áreas de la nave que casi no reciben calor radiante del calefactor puede que nunca alcancen las temperaturas optimas de aire y que el criador esté pensando en la temperatura de la nave basándose en los sensores que están siendo calentados muy por encima de la temperatura real del aire.
Para evitar que las áreas lejos de los calefactores no se enfríen tanto, los sensores deben ser colocados al borde de las zonas radiantes de calor (las principalmente caldeadas). Para la mayoría de los calefactores radiantes, los sensores deben estar a no menos de 2,40 m y de los tubos radiantes a 5,50 m.
4) Instalando sensores muy por encima de las aves. Los sensores colocados a gran altura sobre el suelo son los más problemáticos durante la crianza, especialmente en naves sin ventiladores de circulación. Los sensores colocados a 0,60-0,90 m por encima del suelo pueden no detectar las corrientes de aire frío que existen a nivel de los pollos debido a la tendencia del aire frío y pesado que se infiltra a permanecer cerca del suelo. Para evitar este problema, los sensores deben ser conectados a las líneas de bebederos para que cuando comience la crianza se hallen a menos de 15 cm del suelo. Esto también ayuda a asegurar que los sensores de temperatura se mantengan fuera del alcance de las aves mientras los bebederos se levantan.
5) Instalar los sensores de temperatura sin un extra de cable. Aunque algún criador pueda tener una idea acertada sobre donde deben ser colocados los sensores, el tener a disposición un tramo sobrante de cable guardado cerca el techo puede hacer que sea más fácil reubicarlo. Un criador puede encontrar beneficioso mover el sensor más lejos o cerca de las paredes laterales. Adicionalmente, un sensor puede estar muy cercano a un calefactor radiante o de una de la pared lateral, originando la necesidad de moverlo un poco.
Fuente:
Michael Czarick y Brian Fairchild. Poultry Housing Tips, vol. 36, nº 3.