La entidad animalista autodenominada Observatorio de Bienestar Animal (OBA) , antigua Equalia, ha acusado a LIDL que más el 71% de las muestras de pollo de la cadena de supermercados Lidl contiene bacterias resistentes a los antibióticos , tras analizar bandejas de establecimientos de España, Alemania, Italia, Polonia y Gran Bretaña.
Un total de 17 de las 24 muestras españolas, adquiridas en Valencia, Barcelona y Madrid, estaban contaminadas. Los productos eran cuarto trasero de pollo, pechuga de pollo, jamoncitos de pollo, alitas de pollo partidas sin punta y canal de pollo.
Además, según OBA, el 38% de las muestras analizadas presentan listeria y el 83% patógenos diarreicos como E.coli y Campylobacter. Según OBA, la alerta ha sido puesta en conocimiento de los Ministerios de Consumo y Agricultura.
A pesar de que Lidl ha negado estas acusaciones muchos consumidores de este producto que se preguntan qué puede haber de verdad en ello.
Para eso, Miguel Ángel Lurueña, doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, ha publicado en su red social de ‘X’ @gominolasdpetro (antes conocido como Twitter) unas explicaciones sobre este tema.
Luruela comienza informando sobre el estudio del que salen las conclusiones, indicando que fue realizado por el OBA al haber realizado análisis microbiológicos sobre muestras de pollo de diferentes tiendas de Lidl en distintos países de Europa.»En el caso de España fueron 24 las muestras estudiadas, adquiridas en los supermercados de esta cadena en Madrid, Valencia y Barcelona, de las cuales 17, es decir, un 71%, estaban contaminadas con bacterias patógenas como Campylobacter o E.coli.
El experto expone que, tanto si las informaciones son verdades como si no, lo que hay que tener en cuenta es que «no es infrecuente que la carne de pollo esté contaminada con bacterias como Campylobacter. No es una cuestión de una empresa, sino de la cadena alimentaria, dice, y añade que «entre las bacterias patógenas que pueden encontrarse en el pollo, algunas son resistentes a los antibióticos».
Pero también recuerda que hace años el uso de antibióticos está más controlado y actualmente se está tratando de atajar este problema, que provoca la muerte de miles de personas cada año, debido a que cuando enferman por exposición esas bacterias desarrollan infecciones que no responden a tratamientos antibióticos», explica Miguel Ángel.
Finalmente, Miguel Ángel expone algunas de las recomendaciones que hay que tener en cuenta a la hora de manipular alimentos para evitar todos estos problemas:
- «Lavar bien las manos y los utensilios, antes y después de manipular pollo crudo. NO lavar el pollo»
- «Separar el pollo crudo de los alimentos listos para consumir (y los utensilios sucios de los limpios»
- «Cocinar bien, hasta que esté bien hecho (y recalentar bien las sobras)»
- «Refrigerar el pollo crudo (y las sobras). La congelación NO elimina las bacterias»
- «Respetar las fechas de duración y desechar si no está en buen estado»
LA RESPUESTA DE LIDL A ESTAS ACUSACIONES
Lidl, en respuesta a este estudio, ha remitido un comunicado en el que asegura que «garantizar la calidad de nuestros productos es una prioridad para Lidl, extendiéndola a los propios procesos para garantizar que los productos conservan las mejores condiciones desde el proveedor hasta el cliente final».
La cadena señala que realiza «exhaustivos controles de calidad a lo largo de toda la cadena de suministro a través de organismos independientes y acreditados. De hecho, tal es nuestra prioridad, que nuestra política de compras (incluida la de productos cárnicos) establece límites más estrictos que los propios requisitos legales».
Así, considera que «las bacterias que una carne fresca de pollo pueda contener no son consecuencia del método de cría de nuestros proveedores en particular, sino que representan un reto general para toda la industria de la carne avícola. Además, en todos nuestros envases siempre especificamos de forma transparente que el producto debe ser cocinado completamente antes de su consumo y que es necesario cumplir con las normas de higiene durante el proceso».
Lidl agrega que todos sus proveedores cuentan con avales de certificación internacionalmente reconocidos, como International Food Standard (IFS) o el British Retail Consortium (BRC), que certifican los más altos estándares de calidad, y en especial la seguridad alimentaria. Además, «tanto autoridades como servicios sanitarios también realizan controles de todos nuestros proveedores y de la carne de ave que comercializamos en nuestras tiendas», recalca.
Sobre el estudio del Observatorio de Bienestar Animal, Lidl asegura que «no es la primera vez que esta organización lanza una acusación a través de los medios de comunicación y sin contrastar su información previamente con nosotros«. «De hecho, sus dos últimas denuncias resultaron ser falsas y en esta ocasión, contamos con certificados de análisis —realizados por Lidl y por nuestros proveedores a través de laboratorios acreditados— que contradicen categóricamente la información de su estudio».
La cadena de supermercados apunta que este análisis forma parte de una campaña que «pretende desprestigiar la imagen de nuestra empresa con información falsa y/o no contrastada. Y más teniendo en cuenta que, los artículos supuestamente analizados en este estudio son producidos por proveedores que suministran carne de pollo a una gran mayoría de las cadenas de distribución españolas».
Lidl asegura que se reserva el derecho de emprender acciones legales contra esta asociación para defender su honor y su reputación. «Desde hace un tiempo, esta entidad mantiene una cruzada contra Lidl con el único objetivo de presionarnos para formar parte del Compromiso Europeo del Pollo (ECC). Como empresa referente en bienestar animal, tanto en España como en Europa, apoyamos todas las iniciativas en favor de dicha causa, incluidos los objetivos que defiende el ECC —que compartimos y en los que ya estamos trabajando— si bien, solo nos podemos comprometer con aquellas medidas que tengamos la seguridad de poder cumplir de manera realista tanto en la forma como en los plazos en cada uno de los mercados«, agrega.
La empresa señala que «para poder cumplir plenamente con las exigencias del Compromiso Europeo del Pollo de aquí a 2026, se necesita una amplia alianza de toda la cadena, entre el sector de la distribución, los productores, la industria avícola y las ONG, entre otros. Así se ha trasladado desde el grupo Lidl a los representantes internacionales del Compromiso Europeo del Pollo (Open Wing Alliance) con los que se han mantenido varias conversaciones a lo largo de estos meses».