sábado, noviembre 15, 2025

Aranceles a materias primas en piensos: ¿cómo nos afectarán?

Aranceles a las materias primas para piensos: impacto, incertidumbre y búsqueda de soluciones para el sector ganadero

El sector agroalimentario, particularmente el de la producción animal, se enfrenta a un escenario de creciente incertidumbre debido a la imposición de aranceles a materias primas clave para la fabricación de piensos.

Un reciente «Agrícola Café» de EDITORIAL AGRICOLA ha reunido el 22 abril 2025 a expertos para analizar la situación actual y sus repercusiones para para los fabricantes de piensos y subsidariamente a los nutricionistas, a todos los productores de carne de ave y huevos así y finalmente al consumidor que será quién acabará pagando esta incertidumbre.

Los cuatro expertos invitados fueron de alto nivel, en concreto : Jorge de Saja (Director de CESFAC), Javier Sierra (Consejero de Agricultura, Pesca y Alimentación en la Embajada de España en EE.UU.), José Ramón Freire (Director de la AECEC -Asociación Española de Comercio Exterior de Cereales y Productos Análogos -) y Lola Herrera (representante del U.S. Soybean Export Council para el Sur de Europa).

Un Tablero de Ajedrez en el aire: la situación arancelaria actual

Javier Sierra describió la situación actual como una «partida de ajedrez donde todas las piezas están por el aire». El gobierno estadounidense ha implementado aranceles de forma disruptiva, rompiendo las reglas de juego establecidas durante años de negociación. Aunque los aranceles a la Unión Europea no fueron una sorpresa total, la intensidad y la velocidad, especialmente hacia vecinos como México y Canadá, sí lo fueron.

En respuesta a las medidas de represalia europeas por los aranceles al acero y aluminio, Estados Unidos anunció una «pausa» de 90 días en la imposición de aranceles de reciprocidad a productos de la UE, que podrían ascender hasta el 20%. Durante esta pausa, hay una ventana de negociación con más de 40 países.

Desde la perspectiva de Estados Unidos, se espera que Europa siga comprando soja y maíz, mantenga mercados abiertos para productos como la almendra de California, y aumente las importaciones de productos lácteos y cárnicos (vacuno y pollo). Estas demandas, especialmente en productos cárnicos, plantean desafíos por las diferencias en los estándares de calidad y seguridad alimentaria entre la UE y EE.UU..

La Unión Europea negocia como bloque, lo que le da fortaleza como «gigante económico» pero también lentitud debido a la necesidad de acuerdo entre países miembros y procedimientos legales. Aunque Europa se ha dotado de instrumentos para responder, los ritmos son distintos a los de un país como EE.UU. que actúa rápidamente por órdenes ejecutivas.

Impacto directo en la competitividad del sector

Los aranceles comunitarios a la soja y el maíz de origen estadounidense tienen un impacto directo y medible en la competitividad de los fabricantes de piensos y, de forma indirecta, en las explotaciones ganaderas. José Ramón Freire destacó que España absorbe el 50% del maíz de EE.UU. que llega a la UE y más del 20% de la soja, lo que significa que nuestro país soporta un gran peso de cualquier medida europea sobre estas materias primas. Esto repercute directamente en un incremento de los costes de producción para el sector ganadero y de piensos.

Jorge de Saja explicó que el impacto es diferente para el maíz y la soja. El maíz tiene más ofertantes en otras partes del mundo (incluida Europa) y de otros cereales, por lo que su impacto potencial es menor. Sin embargo, la soja es una materia prima de muy difícil sustitución, con orígenes mucho más limitados (principalmente América, con decalaje por hemisferios). Las necesidades de soja para alimentación animal son fundamentales, y aquí el efecto de incremento de precio es potencialmente mucho mayor. Para España, la soja es estratégica porque apenas tiene producción nacional de proteínas alternativas como girasol o colza, dependiendo casi exclusivamente de la importación de soja.

El aumento de costes ya se está notando parcialmente. Aunque los aranceles a la haba de soja se aplazaran, los precios de referencia futuros ya subieron, generando un sobrecoste que eventualmente se trasladará a los piensos y, de ahí, a los costes de la ganadería. La alimentación animal es muy transparente: cuando los precios de las materias primas suben, el pienso sube, y viceversa.

Más allá del coste directo, hay un coste de oportunidad estratégica. España es muy eficiente en la transformación y exportación de producto ganadero, especialmente porcino a Asia (mayormente China). En un momento en que China ha impuesto aranceles aún mayores a la carne de EE.UU., Europa, al poner aranceles a materias primas estratégicas importadas de EE.UU., incrementa sus propios costes de producción ganadera. Esto nos sitúa en peor condición para «comernos» una parte del mercado asiático de carne que antes era estadounidense.

José Ramón Freire advirtió que si esta situación se mantiene, podría poner en riesgo la competitividad de otros sectores agroalimentarios españoles («marca España») frente a competidores internacionales, e incluso llevar a un riesgo grave de deslocalización de la industria ganadera y vinculada.

Dinámica de precios y abastecimiento

Lola Herrera y Javier Sierra coincidieron en que la clave principal del aumento de precios de la soja es el conflicto entre China y Estados Unidos. China es el primer importador mundial de soja. Los aranceles de China a la soja de EE.UU. (seis veces más altos que antes) han sacado al origen americano del mercado chino. Esto desvía la demanda china hacia otros orígenes, principalmente Brasil, lo que ha hecho que los precios de la soja en Brasil suban de forma exponencial. Aunque Europa no ponga aranceles a la soja de EE.UU., el efecto del conflicto EE.UU.-China ya eleva los precios globales.

Javier Sierra citó modelos de IFPRI que muestran que en este escenario «no hay ganadores». La soja es un «commodity» estratégico para la cadena de valor de la producción de proteína animal a nivel mundial. Con el cambio climático y las disrupciones geopolíticas, añadir guerras comerciales entre actores clave (China como importador, EE.UU. como suministrador) perjudica a todos.

Los Aranceles a materias primas de trump han abierto una etapa de negociación y disrupción a un nivel sin precedentes

En cuanto al abastecimiento, los expertos dan un mensaje de tranquilidad a corto plazo. El mercado seguirá abastecido. La experiencia de crisis pasadas, como la guerra de Ucrania, demostró la capacidad de resiliencia y flexibilidad del sector importador español para buscar orígenes alternativos. Lola Herrera afirmó que el abastecimiento en este momento está garantizado, aunque a un precio determinado. El precio dependerá de la oferta, la demanda y el papel de China. No obstante, se debe estar pendiente de las cosechas futuras, ya que problemas climáticos sí podrían afectar gravemente al abastecimiento a medio plazo.

José Ramón Freire señaló que la situación genera una distorsión en el mercado que busca un nuevo equilibrio, lo que implica una pérdida de eficiencia y competitividad global. Este incremento de costes se distribuirá entre todos los actores. Curiosamente, la devaluación del dólar frente al euro ha moderado parcialmente el impacto del arancel, ya que se paga en dólares y el dólar vale menos.

Sobre el riesgo de seguridad alimentaria por importar de otras procedencias menos controladas, los panelistas fueron claros: no se ha detectado ningún riesgo desde el punto de vista de impacto en la salud humana o animal. La preocupación por la «seguridad alimentaria» en este contexto se refiere a la seguridad de aprovisionamiento e independencia alimentaria, una necesidad que Europa ha sentido tras el COVID y la guerra de Ucrania, y que ahora se refuerza.

El futuro de las relaciones UE-EEUU y la desconfianza generada

La disputa comercial pone a prueba la fuerte relación entre Estados Unidos y la Unión Europea. Javier Sierra señaló que, aunque lo que está en juego (déficit comercial) es solo un 3% del comercio total UE-EE.UU., se ha generado una «herida» y una «desconfianza» que tardará en cicatrizar. La relación comercial es la más intensa e importante del mundo, por lo que es poco probable que se rompa, pero las piezas del tablero caerán en posiciones distintas.

Lola Herrera expresó la sensación extraña que genera la aparente «animadversión» del gobierno actual de EE.UU. hacia Europa. Considera que EE.UU. son amigos y que es lógico que se llegue a un acuerdo, ya que Europa es «muy potente». Jorge de Saja usó la analogía de la familia: «somos una familia… aunque siempre llega un cuñado alguna Navidad que distorsiona». No es pesimista a largo plazo en las relaciones puramente comerciales y económicas debido a la profunda conexión empresarial y la seguridad jurídica.

Sin embargo, hay más preocupación en el ámbito geopolítico. Se ha roto un vaso «muy gordo». Si alguien renuncia a parte de su capacidad de influencia, pierde legitimidad para ejercerla. Esta disrupción podría tener lecturas positivas, como que los europeos tomen mayor conciencia de sus responsabilidades. José Ramón Freire añadió que la vigencia relativamente corta de los gobiernos en las democracias occidentales podría llevar a un cambio y un nuevo acercamiento.

Buscando alternativas y soluciones

Ante este panorama, el sector busca soluciones. Jorge de Saja destacó la gran resiliencia de los fabricantes de pienso españoles para cambiar las matrices de formulación, adaptándose a base de coproductos y «economía circular». Sin embargo, reiteró la limitada capacidad de sustitución de la soja.

Se están buscando orígenes alternativos. Un ejemplo mencionado es el maíz argentino, de excelente calidad, pero cuya importación se ve dificultada por la rigidez de la normativa comunitaria (especialmente los límites máximos de residuos de fitosanitarios no utilizados en Europa). CESFAC, apoyada por el Ministerio de Agricultura español, ha solicitado (y en su momento se obtuvo temporalmente durante la crisis de Ucrania) una modificación de esta normativa, que es 200 veces más exigente que la internacional. Esta modificación beneficiaría a toda la UE y permitiría recuperar el suministro argentino, aunque no solucionaría el problema de la soja americana.

A largo plazo, la innovación abre vías. Se mencionaron la búsqueda de aminoácidos de otras fuentes, cultivos marinos, proteínas de insectos, y el biorrefino del maíz para concentrar su proteína y aprovechar la energía restante. No obstante, Europa necesita 30 millones de toneladas de proteína, y sustituir la soja a gran escala es un objetivo a muy largo plazo, similar al desafío de los fertilizantes con el tema ruso.

La enseñanza de crisis pasadas es la necesidad de una oferta amplia, diversificada y confiable de materias primas. Cerrar mercados o poner «tapas» genera problemas de precios, inflación y disrupciones, no solo en Europa, sino también en poblaciones vulnerables de otras regiones. Lola Herrera enfatizó que el mercado necesita tener a disposición todos los orígenes (Argentina, Brasil, EE.UU., Ucrania, India, etc.) para ser competitivo. El libre comercio es crucial, y España, con acceso a orígenes como el Mar Negro, se beneficia de él.

Estrategia comercial y otros factores clave

Se planteó la importancia de seguir trabajando la «Marca España» y «Marca Europa» en mercados clave como Estados Unidos y China. Nuestro modelo europeo se basa en la exportación de productos de alto valor añadido y una calidad que es un factor de competitividad en el exterior, especialmente en China, donde hay una demanda creciente de productos que generen confianza. Javier Sierra subrayó que debemos hacer más «marca europea» y tejer redes comerciales más fuertes para hacer más resiliente el tejido empresarial europeo. Además, existen alianzas con EE.UU. en áreas como la biotecnología (variedades transgénicas, técnicas CRISP) y el turismo.

Sobre la percepción de la soja estadounidense, Lola Herrera aseguró que la percepción de su calidad no cambiará. Se seguirá demandando si el precio es competitivo. Aunque la soja USA tiene un valor añadido en calidad, las decisiones de compra se basan en la mejor relación margen de molturación (para la haba) o reemplazo más barato (para la harina). Los agricultores de EE.UU. quieren seguir siendo suministradores globales. Un factor adicional que podría afectar es la normativa de deforestación (EUDR), que, aunque no directamente ligada a los aranceles, añade incertidumbre y costes.

La implementación de la EUDR, prevista a partir del 30 diciembre 2025, ya enfrenta desafíos logísticos y normativos independientes de los aranceles. Jorge de Saja estimó que la EUDR podría añadir un sobrecoste de 2.500 millones de euros a la soja importada en la UE. Las administraciones europeas no estaban listas el año pasado, lo que llevó a una prórroga adelantada, y aún hoy hay mucha distancia para asegurar un cumplimiento efectivo. La situación arancelaria, al añadir incertidumbre, podría hacer que la implementación de la EUDR no sea la «línea de trabajo prioritaria» de las instituciones comunitarias en este momento. José Ramón Freire añadió que el sector importador trabaja intensamente para cumplir la EUDR, previendo que no habrá otra prórroga, pero si la aplicación se ve inviable, la situación arancelaria podría facilitar una negociación para un nuevo aplazamiento, o incluso que EE.UU. interprete las exigencias de sostenibilidad como barreras comerciales.

Mirando hacia 2026: Incertidumbre y Negociación

Al intentar definir la situación con una palabra, los expertos ofrecieron diferentes perspectivas:

  • Desconfianza (José Ramón Freire): No habrá la seguridad y confianza que existía antes entre mercados y actores.
  • Incógnita (Jorge de Saja): Imposibilidad de predecir el escenario futuro.
  • Sistémico (Lola Herrera): La situación está ligada a la política de EE.UU. y podría continuar mientras esa política no cambie, a menos que perjudique gravemente a EE.UU.. Es algo que los propios americanos deben resolver.
  • Negociación (Javier Sierra): Aunque el enfoque de EE.UU. sea unilateral, el presidente estadounidense es pragmático y negociador; se espera algún tipo de acuerdo, especialmente con China, ya que un escenario de conflicto total perjudica a todos. Las inercias del comercio global son inmensas y obligarán a ajustes.

En el corto y medio plazo la avicultura y todo el sector ganadero y de piensos se enfrenta a un escenario complejo de incremento de costes directos e indirectos debido a los aranceles y, sobre todo, a la disrupción del mercado global de soja causada por el conflicto EE.UU.-China. El abastecimiento parece garantizado a corto plazo, pero a precios más elevados y variables. La búsqueda de orígenes alternativos y la adaptación en la formulación son estrategias clave, pero requieren cambios regulatorios en la UE para ser plenamente efectivas. A esto se suman los desafíos de la EUDR y la necesidad estratégica de mantener la competitividad en los mercados de exportación. La relación con EE.UU. se ve afectada, pero las bases económicas y comerciales son sólidas.

En el largo plazo el panorama es de negociación, incertidumbre y desconfianza.

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