El escarabajo de la yacija, el reservorio olvidado de patógenos y resistencias en las granjas avícolas
Quien haya levantado la cama en un engorde intensivo conoce al inquilino: un pequeño escarabajo negro, rápido, que desaparece bajo la viruta en cuanto encendemos la linterna. Es Alphitobius diaperinus, el “lesser mealworm”, también llamado escarabajo de la yacija (o de la cama) o «darkling beetle» en inglés.
Una revisión publicada en World’s Poultry Science Journal repasa toda la bibliografía disponible y lanza un mensaje incómodo: este insecto es, a la vez, plaga estructural y reservorio de bacterias, virus, parásitos y genes de resistencia a antimicrobianos dentro de las granjas avícolas.
Para cualquier avicultor o responsable de sanidad, la conclusión es clara: si no se integra la lucha contra el escarabajo de la yacija en los planes de bioseguridad, el sistema queda cojo.
De África al suelo de las granjas modernas
La revisión recuerda que A. diaperinus pertenece a la familia Tenebrionidae y probablemente se originó en el África subsahariana. Al principio se describió en nidos de aves silvestres, acumulaciones de guano de murciélagos y como plaga menor de cereales, y se ha dispersado por todo el mundo a través del comercio internacional de granos.
A partir de los años 50, con la expansión de la avicultura intensiva las poblaciones de este escarabajo empezaron a dispararse en las naves. Hoy se le considera uno de los insectos más abundantes y resilientes en instalaciones avícolas, especialmente en broilers, pavos y recría de ponedoras sobre suelo y cama profunda.
Biología y comportamiento que juegan en contra
El ciclo de vida del escarabajo de la cama parece diseñado a medida para el microclima de la cama avícola:
- Adulto: ovalado, brillante, marrón oscuro–negro, de unos 6 mm, con surcos longitudinales marcados en el dorso.
- Puesta: la hembra comienza a poner poco después de emerger y lo hace cada 1–5 días durante buena parte de su vida. Los huevos (~1,5 mm) se depositan sueltos o en pequeños grupos, prácticamente invisibles en la cama.
- Larva: eclosiona en 3–10 días y completa su desarrollo en 30–100 días, según temperatura, humedad y calidad del alimento. Las larvas avanzadas pueden llegar a 11 mm.
- Pupa: inmóvil, de color crema claro; el adulto emerge en 7–11 días.
- Adulto: vida media de 3 meses a 1 año, con supervivencias superiores a 2 años en condiciones de laboratorio.
Todos los estadios son sensibles al frío; a 10 °C las larvas no superan el primer estadio, de modo que las camas cálidas y húmedas de las naves modernas resultan un hábitat casi perfecto.

En cuanto al comportamiento, la revisión destaca varios puntos clave:
- Es principalmente nocturno; durante el día permanece enterrado en cama y estiércol, y se refugia aún más si se le molesta.
- Los adultos pueden aparentar estar muertos (“hacerse el muerto”) y reanudar el movimiento después de unos minutos.
- Tiene hábitos alimentarios muy poco selectivos: consume pienso derramado, estiércol, otros artrópodos, aves muertas o moribundas, huevos cascados e incluso otros escarabajos (canibalismo) en infestaciones altas.
- Suele agruparse bajo comederos, bebederos o cadáveres, justo donde la carga bacteriana es máxima.
- Las larvas de último estadio migran hacia paredes e aislamiento para pupar, perforando materiales como poliestireno, poliuretano o fibra de vidrio.
Dicho en lenguaje de campo: es un insecto que vive donde están los patógenos, come lo que no debe y se refugia justo donde la desinfección no llega.
Coste económico: aislamiento roto y consecuente mayor consumo energético.
La revisión agrupa el impacto económico del escarabajo en dos grandes capítulos: daños estructurales y costes sanitarios/productivos.
Aislamiento perforado y facturas de energía
Por la costumbre de las larvas de buscar huecos secos y protegidos para pupar, el aislamiento de las naves se convierte literalmente en un “queso gruyère”. Los trabajos citados muestran que:
- Las larvas excavan túneles en poliestireno, poliuretano y fibra de vidrio, obligando a reponer aislamiento en pocos años en casos severos.
- En 1990 se estimó que las naves con aislamiento dañado por el escarabajo consumían un 67 % más de energía que las naves sin daño asociado a esta plaga.
A esto se suman la mano de obra y el tiempo en vacío sanitario mientras se reparan paredes y techos, que también supone un coste directo para el productor.

Las aves se comen el problema… y la bacteria
Varios estudios muestran que los pollos si tienen ante ellos escarabajos y larvas prefieren el consumo de estos por delante del consumo del pienso cuando ambos están disponibles.
Para la explotación esto tiene dos implicaciones claras:
- Peor eficiencia alimenticia: si una parte de la ingesta se desplaza del pienso balanceado a un insecto con distinta composición, la conversión puede empeorar.
- Riesgo sanitario: si el insecto está infectado, cada picotazo es una posible dosis de bacterias, virus o parásitos.
La revisión recuerda que el consumo de insectos infectados se ha asociado a pérdida de ganancia de peso, incremento de problemas sanitarios y aumento de los costes veterinarios.
Qué demuestra la ciencia sobre patógenos y escarabajos
La revisión resume lo que sabemos por ahora a partir de estudios de laboratorio y de campo.
En laboratorio: cuánto tiempo pueden retener las bacterias
Los autores repasan ensayos realizados principalmente con Salmonella spp., Escherichia coli y Campylobacter jejuni.
Los datos clave son:
- Tras 24 horas de exposición a 3,0 × 10⁸ UFC/mL de Salmonella Typhimurium, se pudo recuperar la bacteria del interior de larvas y adultos hasta 28 días después.
- Con E. coli, tras una única exposición de 24 horas a la misma concentración, se recuperó la bacteria de adultos hasta 10 días post-exposición.
- Con Campylobacter jejuni, una exposición de 1 hora a 1 × 10⁹ UFC/mL permitió recuperar la bacteria de larvas hasta 3 días después.
La explicación que ofrece la revisión es biológica: Campylobacter, de naturaleza microaerófila, tolera peor el ambiente del tracto digestivo del escarabajo que Salmonella o E. coli, lo que justifica su menor tiempo de supervivencia.
El mensaje de fondo es muy práctico: con una sola exposición intensa, el escarabajo puede arrastrar Salmonella casi un mes en su interior, saltando entre vacíos sanitarios si se refugia en paredes e aislamiento.
De los escarabajos al pollo: infección con un solo insecto
En ensayos controlados se demostró que dar a pollitos de un día un solo escarabajo infectado con Salmonella basta para transmitir la infección.
La revisión matiza que los resultados de campo son más complejos: en algunos estudios la presencia de Salmonella en los escarabajos durante el vacío entre dos lotes coincidía con la infección de ambos, mientras que en otros la positividad de los insectos no siempre se alineaba con el estatus del lote.
Dicho de otra manera, la ciencia confirma que el escarabajo puede transmitir Salmonella, pero todavía no sabemos con precisión hasta qué punto puede hacerlo de forma sistemática en condiciones comerciales.
Qué se ha encontrado en campo dentro de los escarabajos
Hasta la fecha solo se han realizado seis estudios de campo específicos para analizar la flora bacteriana de escarabajos en granjas comerciales (Estados Unidos, Nueva Zelanda y Chile).
En ellos se ha demostrado que larvas y adultos pueden adquirir de forma natural:
- E. coli
- Staphylococcus aureus
- Clostridium spp.
- Salmonella spp.
- Campylobacter spp.
Un detalle interesante es el efecto del ayuno: en un estudio en pollos de pavo, los escarabajos muestreados y cultivados inmediatamente tras la captura presentaban del orden de 10⁶ UFC por insecto, pero tras 7–8 días de ayuno la carga descendía hasta aproximadamente 10⁴ UFC, y en algunos individuos no se pudieron recuperar bacterias viables después de una semana.
Para interpretar los resultados de campo, la revisión insiste en que estos detalles metodológicos (tiempo hasta el cultivo, desinfección de la superficie del insecto, etc.) son críticos.
Más allá de las bacterias: virus, coccidios y helmintos
Aunque el foco del artículo son las bacterias, los autores recuerdan que A. diaperinus también se ha implicado en la transmisión de virus y parásitos aviares.
Entre otros:
- Virus: enfermedad de Marek, enfermedad infecciosa de la bolsa (Gumboro), Newcastle, viruela aviar e incluso influenza aviar.
- Parásitos: Eimeria, tenias (cestodos) y lombriz cecal (Heterakis gallinarum).
Es decir, el escarabajo no solo es un problema de Salmonella o Campylobacter: se sitúa como un auténtico “nodo” epidemiológico en la granja, donde confluyen patógenos de distinta naturaleza.
Escarabajo y resistencia a los antimicrobianos: un “laboratorio” andante
Uno de los capítulos más delicados de la revisión es su relación con la antimicrobiorresistencia (AMR). A día de hoy solo hay dos estudios centrados específicamente en el escarabajo y bacterias con genes de resistencia: uno experimental (Poole & Crippen, 2009) y uno de campo (Donoso et al., 2020).
Dentro del intestino del escarabajo: intercambio de plasmidios
En el estudio experimental se demostró que, dentro del tubo digestivo del adulto:
- Salmonella enterica serovar Newport puede transferir un plasmidio de tipo replicón N a E. coli JM109 con alta frecuencia de conjugación.
- Ese plasmidio confiere resistencia a ampicilina, cloranfenicol, estreptomicina, sulfisoxazol y tetraciclina.
En términos prácticos, el trabajo sugiere que el intestino del escarabajo puede actuar como un “reactor” donde distintas bacterias intercambian plasmidios de resistencia, que luego pueden volver a circular hacia las aves y el ambiente de la nave.
En granjas chilenas: Salmonella Infantis multirresistente en los insectos
El estudio de campo más reciente, realizado en Chile, muestreó larvas y adultos en 25 lotes comerciales. Los resultados:
- En 10 de esos lotes se recuperaron escarabajos positivos a Salmonella enterica.
- Se aislaron 15 cepas: 14 eran Salmonella Infantis y 1 Salmonella Livingstone.
- Todos los aislamientos de S. Infantis fueron positivos por PCR a al menos un plasmidio tipo pESI, asociados a multirresistencia.
- Todos los aislamientos de S. Infantis mostraron fenotipo multirresistente en las pruebas de difusión en disco.
La revisión subraya que los datos aún son muy escasos, pero la señal es preocupante: el escarabajo puede servir como reservorio de Salmonella multirresistente dentro de las granjas comerciales.
Al mismo tiempo, los autores son prudentes: hoy por hoy no se sabe si el escarabajo contribuye activamente a la “creación” de nuevas resistencias o si se limita a vehicular genes ya presentes en la granja, ni cuál es la verdadera prevalencia de este fenómeno en distintas regiones del mundo.
Control: pocas alternativas y un gran punto ciego
En la práctica diaria, la lucha contra el escarabajo se basa casi por completo en insecticidas químicos. La revisión recuerda que:
- El control químico es costoso.
- Existen preocupaciones sobre residuos tóxicos en carne y huevos.
- Se han documentado casos de resistencia a diversas materias activas tras exposiciones repetidas.
Se han ensayado alternativas de control biológico, como formulaciones del hongo entomopatógeno Beauveria bassiana, con buenos resultados en laboratorio, pero los autores insisten en que hace falta más investigación en métodos eficaces y sostenibles de control, en paralelo a un mejor conocimiento del papel epidemiológico del escarabajo. Los agujeros que excavan en el material aislante son un punto ciego de casi impossible acceso con los métodos tradicionales de vaciado sanitario todo dentro / todo fuera.
Necesidades de investigación
Tanto los estudios de campo como de laboratorio han contribuido a nuestra comprensión de la dinámica entre el escarabajo de la yacija y los patógenos bacterianos asociados a las aves de corral, pero queda mucho por entender sobre el grado en que el insecto contribuye a la transmisión de estos patógenos a las aves.
La distribución geográfica de los estudios de campo es bastante limitada, con tres estudios realizados en Estados Unidos, uno en Nueva Zelanda y uno en Chile. Se necesitan más estudios de campo y vigilancia rutinaria del insecto en granjas avícolas comerciales para comprender cómo factores como la ubicación geográfica y las prácticas de manejo influyen en el perfil bacteriológico del escarabajo menor de la harina.
Aunque en comparación con los estudios de campo, los estudios de laboratorio han sido más numerosos, la variedad de patógenos bacterianos estudiados ha sido comparativamente limitada. Solo tres grupos de patógenos bacterianos han sido utilizados en estudios de laboratorio. Adicionalmente, no se puede ignorar que muchos estudios, tanto de laboratorio como de campo, llegan a conclusiones contradictorias sobre el tiempo que los insectos son capaces de portar bacterias y el grado en que los insectos contribuyen a la transmisión de patógenos bacterianos a las aves.
Necesidad urgente de mejores métodos de control
Considerando la abundancia de la plaga, la carga económica que impone a los avicultores y su posible contribución a la circulación de patógenos en instalaciones avícolas comerciales, se necesita urgentemente una mayor investigación sobre métodos más efectivos de control poblacional.
Es necesario un enfoque integrado de manejo de plagas que combine:
- Mejoras en bioseguridad: Protocolos más estrictos de limpieza y desinfección entre lotes
- Monitoreo sistemático: Implementación de programas de vigilancia regulares para detectar tempranamente las infestaciones
- Investigación aplicada: Desarrollo de nuevos métodos de control biológico y químico más efectivos
- Capacitación continua: Formación del personal de granja sobre la importancia de este insecto como vector de enfermedades
- Diseño estructural mejorado: Construcción de instalaciones que dificulten el establecimiento de poblaciones de escarabajos
El escarabajo de la yacija (Alphitobius diaperinus) representa mucho más que una simple molestia en nuestras granjas avícolas. Este pequeño insecto es un reservorio eficaz de patógenos bacterianos importantes, capaz de retener bacterias como Salmonella, E. coli y Campylobacter durante períodos prolongados. Su capacidad para actuar como vector de transmisión entre lotes consecutivos y su potencial papel en la diseminación de genes de resistencia antimicrobiana lo convierten en una amenaza seria para la bioseguridad de las explotaciones avícolas y, por extensión, para la salud pública.
Los daños económicos causados por este insecto son sustanciales, incluyendo daños estructurales a las instalaciones, reducción en la productividad de las aves, aumento en los costos de energía y gastos asociados con intentos de control poblacional. Sin embargo, el impacto potencial en la salud humana a través de la diseminación de patógenos resistentes a antimicrobianos podría ser aún más grave a largo plazo.
Necesitamos más investigación, mejores métodos de control y, sobre todo, un compromiso renovado con las prácticas de bioseguridad que puedan limitar el establecimiento y proliferación de estos insectos en nuestras instalaciones.Es hora de que reconozcamos a este pequeño insecto por lo que realmente es: una amenaza silenciosa pero potencialmente devastadora que requiere nuestra atención urgente y sostenida.

De forma complementaria a otros medios de control hace pocos años se ha desarrollado una trampa mecánica sencilla pero ingeniosa, basada en el comportamiento de las larvas durante la fase de pupación. Consiste en una caja ovoide provista de orificios conectados a pequeños tubos estrechos. Las larvas acceden al interior pero no pueden salir, lo que permite recolectarlas y destruirlas periódicamente. Para incrementar su eficacia, pueden incorporarse atrayentes dentro de la trampa. Aunque aún no se dispone de suficiente evidencia sobre su eficacia a nivel industrial, la propuesta resulta prometedora como complemento en programas integrales de control.
El escarabajo de la yacija, Alphitobius diaperinus, actúa como un «caballo de Troya» en una granja avícola: mientras que el daño evidente es estructural, la amenaza oculta y más grave es su capacidad para perpetuar ciclos de infección y resistencia, esperando escondido y «blindado» en el aislamiento para contaminar el próximo lote. Hemos de saber cuantificarlo y controlarlo (factible) e intentar reducir su población al máximo. Ignorarlo equivale a dejar un agujero en la bioseguridad.
Fuente:
-. A review of the lesser mealworm beetle (Alphitobius diaperinus) as a reservoir for poultry bacterial pathogens and antimicrobial resistance. Smith, R., Hauck, R., Macklin, K., Price, S., Dormitorio, T., & Wang, C. (2021). World’s Poultry Science Journal, 78(1), 197–214. https://doi.org/10.1080/00439339.2022.2003172

