Suecia se ha convertido en el primer país del mundo en alcanzar una producción de huevos 100 % en sistemas libres de jaulas, sin necesidad de una prohibición legal total, gracias a una transición impulsada por el mercado, el compromiso del sector privado y una fuerte presión de las organizaciones animalistas como Project1882.
Una transición de décadas, impulsada por el consenso
Este cambio estructural en la avicultura de puesta se remonta a 1988, cuando el Parlamento sueco aprobó la eliminación progresiva de las jaulas convencionales, aunque permitiendo durante años el uso de jaulas enriquecidas. Sin embargo, ya en 2004 comenzó la retirada paulatina de todos los sistemas con jaulas, con una estrategia no basada en subvenciones ni mandatos punitivos, sino en decisiones empresariales alineadas con una demanda social creciente por el bienestar animal.
El punto de inflexión llegó con la presión de la organización animalista proyecto 1882 a las grandes cadenas de distribución, y de estas a sus proveedores nacionales de huevos, logrando con este «marcaje» continuo que en poco más de una década más de 85 empresas clave del sector agroalimentario sueco no les quedase mas remedio que adherirse: desde cadenas de supermercados como ICA, Coop, Lidl, Willys o City Gross, hasta mayoristas como Martin & Servera y operadores de restauración colectiva.

Hoy, el 100 % de las gallinas ponedoras están en sistemas alternativos
Según datos actualizados de asociaciones veterinarias y de productores, actualmente todas las gallinas ponedoras suecas están alojadas en sistemas sin jaula: aviarios, sistemas en suelo o en libertad. La última granja con jaulas cerró su producción en 2024, marcando el fin de un ciclo sin precedentes en Europa.
Este cambio ha sido posible, entre otros factores, por:
- Una alta autosuficiencia en producción de huevos (97,5 %), lo que permitió proteger el mercado de las fluctuaciones internacionales.
- Una renovación planificada de infraestructuras, en la que muchas explotaciones optaron por no reinvertir en jaulas enriquecidas ante el envejecimiento de sus instalaciones.
- Una demanda social clara y sostenida por huevos de gallinas libres de jaulas, respaldada por campañas eficaces de concienciación sobre bienestar animal.
Sin ayudas públicas, pero con visión empresarial
A diferencia de otros países europeos, Suecia no ha necesitado subsidios estatales para este cambio. La presión del consumidor y la cooperación de la distribución han hecho que el cambio fuera rentable y sostenible, incluso asumiendo los mayores costes estructurales y sanitarios de los sistemas alternativos.

¿Un modelo para otros países ?
El éxito sueco refuerza la posición ante los legisladores europeos del movimiento animalista “End the Cage Age” que busca la prohibición total en Europa, por imperativo legal, de cualquier tipo de jaula, incluyendo las actuales jaulas enriquecidas. Además, los movimientos animalistas de Suecia quieren subir un escalón y avanzar en una nueva fase: la presunta mejora del bienestar del pollo de carne, incluyendo el compromiso con el “European Chicken Commitment” (ECC), con la reducción sustancial de densidades y la reducción del uso de razas de crecimiento rápido que el ECC comportaría.
Lecciones que podemos extraer del caso sueco
Consideraciones éticas o de bienestar animal aparte, desde el punto de vista práctico el caso sueco ofrece varias enseñanzas clave para todos los profesionales de la avicultura
- La transición voluntaria a sistemas libres de jaulas es viable, si se basa en una estrategia de colaboración sectorial, planificación económica y alineación con las expectativas del consumidor.
- El momento de renovar infraestructuras es una oportunidad, no una carga: puede servir como punto de partida para cambiar a sistemas más sostenibles y aceptados socialmente.
- El bienestar animal ya no es una opción, sino un requisito competitivo en mercados maduros y exigentes.
- La inversión en transparencia y comunicación, especialmente hacia el consumidor final, ha sido crucial para sostener precios y asegurar la fidelidad de marca.
Suecia ha demostrado que un país puede alcanzar el 100 % de producción libre de jaulas sin imposiciones legislativas, siempre que exista un ecosistema empresarial comprometido, una demanda social activa (y dispuesta a pagar un mayor precio por el huevo) , unos plazos holgados de tiempo y una estrategia sectorial bien definida.
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