La UE lleva casi 30 años sin permitir el pollo “clorado” en sus comercios, pero la guerra de aranceles y la presión de la Administración Trump podría cambiar esto.
El pollo se procesa de manera diferente en EEUU que en la UE y el Reino Unido, lo que hace que los europeos seamos escépticos sobre el «pollo clorado» estadounidense, y esperamos que siga siendo así ya que de volver a aprobarse este tratamiento post-sacrificio sería sin duda un retroceso en seguridad alimentaria y en la propia bioseguridad de las granjas a cambio de una victoria pírrica a favor de Europa en determinados aranceles.

Cuando el presidente Trump se quejó recientemente del disgusto con Europa por no comprar pollo estadounidense, sus comentarios se refirieron a una vieja disputa comercial que ha estallado de vez en cuando. El adjetivo se refiere al uso de cloro en las plantas de procesado de las aves de corral después de su sacrificio con el fin reducir las bacterias que son fuentes frecuentes de enfermedades transmitidas por los alimentos, como Salmonella y Campylobacter.

Esto era una práctica habitual en EEUU cuando la Unión Europea aprobó por primera vez una prohibición en 1997 que prohibía el cloro y otros llamados «tratamientos de reducción de patógenos».
Pero, aunque no es extraño que el aspecto del pollo empapado en cloro tenga pocos defensores entre los consumidores europeos, el tema ha cambiado a lo largo de los años
«La gran mayoría del pollo en Estados Unidos no se trata con cloro y no lo ha sido durante bastantes años», dice Dianna Bourassa, microbióloga de la Universidad de Auburn, «así que ese no es el problema». Y según el Consejo Nacional del Pollo de USA, menos del 5% de las instalaciones de procesado solo usan cloro en enjuagues y aerosoles, en concentraciones seguras.
Hoy en día las industrias procesadoras en USA utilizan principalmente ácidos orgánicos para reducir la contaminación cruzada, principalmente ácido peracético o peroxiacético, que es esencialmente una mezcla de vinagre y peróxido de hidrógeno. Ello prolonga la vida útil y reduce significativamente la cantidad de bacterias.
La UE pone el enfoque en toda bioseguridad previa al sacrificio. Los EEUU se centran en los productos para tratar la carne una vez el ave ya ha sido sacrificada.
Abandonar del cloro ha permitido que EEUU. exporte sus aves a otros países que prohíben el cloro, pero el Reino Unido y la Unión Europea todavía no permiten ningún tratamiento químico de sus aves, aunque han visto que no representan un riesgo para la salud humana en las concentraciones utilizadas en el procesado. La prohibición europea se centra en la creencia de que desinfectar a las canales de pollos con productos químicos es, en esencia, una forma de enmascarar la deficiente seguridad alimentaria estadounidense.
El sector avícola de EEUU rechaza este argumento y ha presionado para que la UE revierta sus reglas sobre las importaciones.

La Unión Europea depende de las «intervenciones previas a la recogida» para reducir los patógenos cuando el animal aún está vivo, incluida la vacunación y los diferentes tipos de aditivos que se utilizan en los piensos, mientras que EEUU tiende a centrarse en los productos químicos y otras estrategias para matar los patógenos una vez que el animal ya ha sido sacrificado.
Pero, aunque en la UE se argumenta que los productores estadounidenses deberían prestar atención a sus homólogos europeos y tratar de emular su enfoque de «la granja a la mesa», no habría que presionar para cambiar sus estándares para adaptarse a EEUU

Es probable que los consumidores europeos sean más reacios al riesgo que los consumidores estadounidenses y tengan valores diferentes, lo que también se refleja en sus reglas, funcionando según el «principio de precaución» en cuanto a la seguridad alimentaria.
Pero, de hecho, como el enfoque de ambas regiones no es totalmente eficaz para eliminar el riesgo, lo más importante es estar al día en cuanto a la higiene de la cocina y aceptar un consejo rápido: no lavar el pollo crudo en casa ya que solo propagará cualquier bacteria que pueda estar en él, y asegurarse siempre de cocinarlo completamente hasta 74 ºC.